Una mujer que toma
conciencia de su ciclo y las energías inherentes a el, también aprende a
percibir un nivel de vida que va más allá de lo visible; mantiene un vinculo
intuitivo con las energías de la vida, el nacimiento y la muerte, y siente la
divinidad dentro de la tierra y de sí misma. A partir de este reconocimiento la
mujer se relaciona no sólo con lo visible y terrenal sino con los aspectos
invisibles y espirituales de su existencia....
Fue a través de este estado alterado de conciencia
que tenía lugar todos los meses que las chamanas/curanderas y más adelante las
sacerdotisas, aportaron al mundo y a su propia comunidad su energía, claridad y
conexión con lo divino. La curación, la magia, la profecía, la enseñanza, la
inspiración y la supervivencia provinieron de su capacidad de sentir ambos
mundos, de viajar entre los dos y de llevar sus experiencias al otro.
El incremento del dominio masculino en la sociedad
y la religión hizo declinar la posición de la chamana y la sacerdotisa hasta
tal punto que los hombres terminaron por adoptar sus roles. El papel de la
sacerdotisa fue tan fuertemente reprimido que la actividad de la mujer en la
religión estructurada terminó por desaparecer por completo; lo que si consiguió
perdurar de un modo "clandestino" fue la posición de adivina o bruja,
que se convirtió en el último vínculo con las primitivas religiones
matriarcales. La hechicera de la aldea era una experta en la magia de la
naturaleza, la curación y las relaciones entre las personas, y tenía la
capacidad de interactuar con las estaciones, su propio ciclo menstrual y su
intuición; ayudaba y guiaba a sus semejantes en lo concerniente a la vida y la
muerte, actuaba como iniciadora y transformadora valiéndose de rituales de
transición y dirigía ceremonias extáticas.
Estas mujeres simbolizaban el equilibrio de la
conciencia y las energías femeninas dentro de una sociedad y una religión
dominadas por hombres, pero como desafortunadamente estos poderes representaban
una clara amenaza para la estructura masculina, durante la época medieval se
las persiguió sin tregua hasta virtualmente destruir la tradición de la bruja o
hechicera en la sociedad. Al atacarles, los perseguidores no hacían otra cosa
que admitir su poder, pero no fueron esas agresiones las que finalmente
destruyeron la brujería: fue el hecho de que con el paso del tiempo la sociedad
terminó por negar la existencia de estos poderes femeninos. La bruja se
transformó entonces en objeto de mofa: comenzó a aparecer en los cuentos
infantiles e inclusive, durante la víspera de la celebración de Todos los
Santos (Halloween), como una figura cómica. Lamentablemente los primeros
castigos que se les impusieron cada vez que eran capturadas, así como el miedo
y la vergüenza que posteriormente provocó su imagen, hicieron que la mujeres
dejasen de expresar aquellas habilidades y necesidades que habrían supuesto el
resurgimiento de la tradición. Los efectos directos de las persecuciones de las
brujas todavía se perciben hoy en día: hacen falta enseñanzas espirituales,
arquetipos y tradiciones que reconozcan la naturaleza femenina y sus energías,
y demás está decir que ya nadie nos guía en su utilización....
Tomado del libro Luna
Roja, los dones del ciclo menstrual de Miranda Gray, Editorial Gaia
Orientar,
expandiendo Conciencias ♡.✿•°`*
Las imágenes y
fotos que ilustran la nota, las he encontrado en la web. (Internet). Si
alguna es tuya y deseas que la retire, házmelo saber y si la deseas compartir,
estaré encantada de darte el crédito. Gracias ♡