En la
historia de la humanidad el surgimiento de maestros espirituales parece ocurrir
con una sorprendente regularidad: el Buda hacia el siglo V antes de Cristo, el
propio Cristo en el año 1, Mahoma hacia el V d. de C., los cátaros en el 1000,
los alquimistas en el 1500, y la suma de las tradiciones espirituales a partir
del 2000.
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Estos
maestros entregaron un conocimiento vivo y guiaron en su iluminación a alguna
cantidad de discípulos. Pero en ese momento, la fuerza que permite la
iluminación directa de más personas parece agotarse, y los discípulos ya no
logran elevar a más personas a su nivel.
Y en
algún momento ocurre que la iluminación directa es reemplazada por una
influencia masiva de ese conocimiento más elevado. La escuela espiritual se
convierte en religión.
En el
resurgimiento de las escuelas espirituales durante el siglo XX, primero
vinieron los maestros, y formaron discípulos; y después -probablemente por la
cantidad actual de seres humanos- en vez de crearse una religión, se ha buscado
permear toda la cultura occidental.
Por
ello los maestros se vincularon a las universidades y a los intelectuales,
buscaron allí -y no entre los pescadores- a sus discípulos y presentaron la
espiritualidad como un conocimiento, y no como una fe.
Así
influenciaron a los exponentes más sensibles y abiertos de las ciencias,
generando un nuevo conocimiento desde dentro de ellas, siendo lo más notorio
una nueva física y una nueva biología, que están influyendo y transformando el
racionalismo mecanicista, ofreciendo otro modelo del mundo y recuperando
dimensiones más sutiles y superiores de la existencia.
Complementariamente,
hubo una influencia muy especial en la ciencia que más puentes ofrecía con las
escuelas espirituales, pues había por sí misma comenzado a subvertir el
paradigma racional: la psicología. Ello generó una nueva corriente, la
transpersonal, y también generó un conjunto de enfoques y disciplinas
alternativas. Esto ha permitido una influencia en el campo de la salud.
Luego
se generó una notoria influencia en el arte, donde hay expresiones que recogen
contenidos de nuevo paradigma en todas sus disciplinas.
También
en la religión, siendo visible por ejemplo la importante incorporación del
eneagrama entre los jesuitas. E incluso ya se ha producido la influencia en
ciertas corrientes políticas.
Hoy
estamos en el momento de fortalecer la influencia cultural de este nuevo
conocimiento o nuevo paradigma, darle su forma general y convertirlo en una
fuerza de realización social.
Ahora
corresponde preguntarnos, ¿cuál es el momento actual en este proceso de
transición?
Por un
lado ya no están los maestros originales y aunque quizás haya aún opciones para
la iluminación directa de personas individuales, la influencia espiritual
directa parece una vez más perder su fuerza y declinar.
Luego,
pareciera que la tarea de los discípulos ya se realizó, pues desde la ciencia,
la psicología, la salud, la religión, las artes y la política se ha creado un
nuevo cuerpo de conocimiento que posibilita un nuevo modo de vivir, tanto en lo
personal como en lo colectivo.
Hoy
estamos entonces en el momento de fortalecer la influencia cultural de este
nuevo conocimiento o nuevo paradigma, darle su forma general y convertirlo en
una fuerza de realización social.
Pero,
paralelamente, se abre el desafío de pensar en su continuidad, lo que se juega
en el campo de la educación. Requerimos generar una influencia especial hacia
este campo. Plantear una manera diferente de vivir el espacio educacional, un
sentido diferente del aprendizaje y una misión diferente para el proceso
educacional.
Se
requiere hacer comprender que la crisis educacional no se resuelve por sus
componentes financieros, de gestión, propiedad o control, pues la profundidad
de las dificultades obedece a que el proceso formativo ya no responde a las
nuevas necesidades espirituales del ser humano.
Pero
hay otro aspecto importante del que debemos hacernos cargo. Parece haber un
tercer momento involutivo que ocurre luego de que los maestros formaron
discípulos y de que éstos dieron forma al nuevo paradigma, y es que la
siguiente generación lo dogmatiza. Así ha pasado con las religiones y con la
ciencia.
Entonces,
quienes hemos reconocido en el nuevo paradigma una mirada superior al paradigma
racional/mecanicista, y lo hemos hecho como un acto de comprensión propia y sin
imposición, necesitamos con el máximo de nuestras fuerzas mantener vivo este
momento no-dogmático del cambio. Porque cuando se dogmatice, éste ya no se
podrá elevar más, buscará imponerse, y nos regirá tal cual por el siguiente
ciclo de quinientos años.
Guía
de desarrollo personal, escritor y Director del proyecto Iluminar la Educación,
de Fundación Chile Inteligente.
..Y recuerda "Si tú No sonríes....Otros estarán
riendo"!!!!
Orientar, Expandiendo
Conciencias✿´¯)
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Las imágenes y fotos que ilustran la nota, las he
encontrado en la web. (Internet). Si alguna es tuya y deseas que la
retire, házmelo saber y si la deseas compartir, estaré encantada de darte el
crédito.
En Amor y Paz
En Amor y Paz
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