martes, 11 de septiembre de 2012
Políticas sociosanitarias para los adultos mayores de la Argentina*•.¸¸.•*´¨`*•.¸
Argentina es un país en creciente proceso de envejecimiento y con fragmentación y desarticulación histórica en materia de políticas sociosanitarias.
(Foto:Guillermo Sanz-Madrid-)
El desafío de incluir en agenda el envejecimiento de los ciudadanos.......
Por Dr. Leonardo Strejilevich -
Argentina es un país en creciente proceso de envejecimiento de su población; es un país extenso y diverso con gran pluralismo étnico, económico-social, antropológico, cultural y con fragmentación y desarticulación histórica en materia de políticas sociosanitarias para los adultos mayores y para la problemática, ya presente, del envejecimiento del envejecimiento.
La naturaleza de nuestras instituciones es fragmentaria, acotada en sus objetivos, metas, programas y en la dotación de su financiamiento; no integran sistemas sociosanitarios y tampoco se han asociado para planificar estratégicamente, con la participación real de los adultos mayores, en materia de modelos, diseños y programas integrales de soporte, asistencia, ayuda, auxilio para las variables biopsicosociales que deberían ser miradas como emergentes de necesidades concretas y sentidas expresadas libremente por los demandantes y con el correlato de una atenta y respetuosa escucha por parte de las instituciones y organizaciones que los atienden.
La “oferta” sociosanitaria tradicional está todavía centralizada en términos decisionales políticos en manos del Estado, muchas veces adoleciendo de falta de criterios científicos gerontológico-sociales para planificar e instrumentar las acciones.
Mientras tanto, los adultos mayores, sometidos e indefensos ante esta realidad se transformaron generacionalmente, para aquellos que tuvieron suerte, en beneficiarios o clientes de la seguridad y las obras sociales y en su inmensa mayoría en “clientes de la dádiva”.
La sociedad civil no creó, por su actitud soterrada y vergonzante expresada en términos de intolerancia, discriminación y hasta victimización de los ancianos, los espacios sociales necesarios para nuestros adultos mayores; la sociedad democrática y plural, por ahora, no termina de internalizar y aceptar la presencia de los adultos mayores en ella y parece no darse cuenta que aquí y ahora vamos a tener que con-vivir con ellos, sin diferencias de género y status social y, más aún, vamos a tener que disponer y proveer instrumentos y recursos para sostenerlos y darles calidad de vida.
El Estado tiene la obligación y la responsabilidad política de incluir en la agenda el envejecimiento de sus ciudadanos y generar desde él cambios estructurales en su beneficio dirigiendo las señales hacia la sociedad civil.
La globalización actual que, entre otras cosas, muestra la caducidad y la inviabilidad económica y política del Estado de Bienestar debe liderar la reingeniería social para transformar este Estado en la “sociedad de bienestar” estimulando y vinculando las asociaciones mutuas, congruentes y coherentes donde las instituciones, las organizaciones y los sujetos interactúen y elaboren sus consensos y criterios unitarios y adaptativos a las realidades locales y generacionales en materia de propuestas de actuación sociosanitaria sobre los mayores.
Este Tercer Milenio es el del “boom gerontológico”, preanunciado por algunos argentinos lúcidos en la década de los ´60 y desoídos por la mayoría. La evolución sociodemográfica del envejecimiento en Argentina se plantea no sólo en términos numéricos de aumento de la población añosa sino también en términos de acrecentamiento de la precarización, pauperización, marginación y exclusión social de la mayoría de nuestros mayores sumado a un aumento del número absoluto de discapacitados; este crecimiento es sensiblemente mayor y más rápido que la capacidad de contención integral y de la adecuación de la comunidad al mismo.
Las mujeres constituirán una mayoría cada vez más grande de la población de más edad y aumentará considerablemente la proporción de mayores en las zonas urbanas.
Estas tendencias tienen severas consecuencias sociales; el desarrollo humano exige equilibrio entre los factores sociales, económicos, ambientales y en materia de oferta-demanda de servicios asistenciales y de apoyo; el esfuerzo financiero se torna muy importante.
La acción sanitaria y social -concomitante y simultánea- a través de un sistema de red sociosanitaria con recursos en cada localidad, teniendo como puerta de entrada la Atención Primaria de la Salud (APS) y siendo ella misma la moduladora a largo plazo de la protección global de nuestros ancianos contiene en forma más efectiva, eficiente y eficaz más del 85% de los problemas emergentes y prevalentes sin recurrir a la utilización de niveles superiores de atención que, en general, son de bajo impacto sociosanitario y mucho más costosos.
La institucionalización, debería estar reservada casi exclusivamente para adultos mayores con dependencia física y/o neuropsíquica, sin familia, sin cobertura social, sin beneficios asistenciales públicos o privados.
Poco se ha hecho en lo que se refiere a proveer de servicios domiciliarios polivalentes, a la promoción de la cultura, la educación, la participación, la presencia activa de los mayores en la sociedad civil, la contribución de los mayores al mundo del trabajo, al intercambio y convivencia intergeneracional, al mejoramiento de jubilaciones y pensiones (hoy asistimos a un debate trasnochado acerca de la legitimidad, la sustentabilidad, la oportunidad del 82 % móvil de las asignaciones como si los viejos tuvieran la posibilidad de esperar que las fuerzas en pugna se pongan de acuerdo en qué hacer con esta inmensa masa de personas mayores), a la vivienda comunitaria con apoyo de servicios, a la recreación y esparcimiento, al turismo social, a la organización de federaciones de mayores.
Las principales dificultades parecen ser:
1. La ausencia de políticas de estado sociosanitarias para los adultos mayores (no confundir conceptual, técnica y políticamente con la existencia de organismos válidos y muy valiosos como el Anses, el INSSJP-Pami y Obras Sociales),
2. La ausencia de articulación entre políticas, instituciones y organizaciones,
3. La falta de debate permanente de la problemática de la vejez y el diseño de lineamientos y modelos superadores de alto impacto y de costo racional,
4. La inclusión en la agenda pública y privada de la situación sociosanitaria de los mayores y la necesidad de brindar respuestas institucionales y no institucionales,
5. El logro de acuerdos con diversos “socios” y diversas fuentes de financiamiento para un accionar programático de buena calidad,
6. El logro de una reingeniería articulatoria prestacional integral con coordinación rápida, efectiva y eficiente de la oferta de servicios sociales y sanitarios,
7. La superación y la abolición del cortoplacismo y la supresión de intereses ajenos a la tercera y cuarta edad ya que, cuando se trabaja con y para los mayores, se lo hace siempre para varias generaciones.
8. La integración de todos los actores sociales de la comunidad,
9. La construcción de redes que operen sin liderazgos ilegítimos o impuestos por individuos, grupos u organizaciones,
10. La introducción de actores privados en la atención integral del proceso de envejecimiento de la población,
11. La sustitución de servicios costosos por servicios menos costosos e igualmente o más beneficiosos para los mayores,
12. La estimulación autoorganizativa de los mayores en núcleos autogestionarios,
13. La transformación de la “dependencia” de los mayores con respecto a las organizaciones que los atienden y protegen en una actitud protagónica, participativa y co-responsable del beneficiario o cliente.
14. La capacitación permanente de una masa crítica de recursos humanos expertos en gerontología- geriatría y su participación inexcusable en el nivel de las decisiones tecnopolíticas que se tomen para con los mayores, en todo el país y con enfoque local y regional,
15. La capacitación y acreditación de una gran masa de recursos humanos (auxiliares gerontológicos, agentes sanitarios gerontológicos urbanos y rurales, promotores de salud, dinamizadores sociales, cuidadores domiciliarios e institucionales, profesores de educación física para mayores, gestores administrativos, voluntarios sociales, terapistas ocupacionales,
psicólogos intervencionistas, etc) que formen equipos pluridisciplinares en oferta permanente. Esto supone, un concepto de verdadera contención y tratamiento integral de los problemas y la creación de un inmenso mercado laboral hasta ahora desatendido.
Los ancianos de este tiempo son los protagonistas inconscientes de las fronteras del cambio social y tecnológico que habrá que promover para ellos y los que vendrán; manejar en el futuro inmediato lo social y atender los problemas básicos de una vida prolongada tiene que ver con el desarrollo y el progreso de la sociedad misma.
La globalización de la vejez es algo inevitable; el límite que actualmente separa a los países pobres de los ricos será casi nada comparado con la transformación creciente de países jóvenes y maduros en viejos, teniendo en cuenta, además, que la mayoría de los ancianos vivirá en las áreas pobres del mundo. América Latina, tiene una tasa elevada de envejecimiento de su población y es, en estos momentos, la región más inequitativa del orbe, con intensos procesos de empeoramiento contínuo; es el antiejemplo más relevante en materia de efectos regresivos de la alta inequidad y de la falta de inversión social. América Latina y el Caribe tiene hoy algo más de 42 millones de personas de 60 años y más (8,l%); para el 2020 la cifra será de 84 millones (12,4%).
Será necesario revisar y adaptar la política social de seguridad económica, empleo, salud, jubilación, etc. y la filosofía social con referencia a la inserción de los mayores en la sociedad.
Por otra parte, nos parece que habrá que estimular el “activismo social” a partir de la organización de un movimiento federativo que incluya a los mayores en su totalidad para reivindicar derechos y consolidar y mantener los logros alcanzados.
Los adultos mayores no deberían constituir una categoría social especial al margen de la sociedad sino que deben ser parte integrante de ella; la sociedad tiene deberes para con los mayores, éstos también tienen deberes para con la sociedad.
Los servicios de atención sociosanitaria debieran comprometerse con la promoción, apoyo y mantenimiento -durante el mayor tiempo posible- para que los mayores permanezcan en el seno de sus familias y en la comunidad; brindar soportes a las familias de bajos ingresos y alentar a los hijos para que mantengan a sus padres, dado que en general hay escasez de recursos y de servicios sociosanitarios a disponibilidad para todos.
Creemos que debería haber:
a) Una incentivación de la solidaridad intergeneracional para asegurar el bienestar integral de los adultos mayores,
b) Una reformulación financiera viable del sistema previsional basado en el principio de la equidad social,
c) Una regulación que garantice la accesibilidad a los servicios sociosanitarios públicos y privados,
d) Una satisfacción básica permanente de las necesidades de los adultos mayores vulnerables y en riesgo sociosanitario,
e) Una promoción para la construcción de espacios sociosanitarios locales para la prevención, la cultura, la educación y el esparcimiento,
f) Una educación permanente de los recursos humanos destinados a la atención de los adultos mayores,
g) Una organización y su correspondiente normatización que garantice el cuidado preventivo, continuado, progresivo e integral de los mayores,
h) Una solicitación expresa y permanente de cooperación técnica y financiera para programas e investigaciones gerontológicas a partir de los gobiernos, organizaciones y empresas privadas, organismos internacionales y ONG´s,
y) Una política gerontológica basada en la educación permanente y la prevención sociosanitaria a temprana edad,
j) Una definición de las políticas de Estado con clara especificación de los roles y formas de articulación de los distintos actores sociales.
(NacionySalud)http://www.nacionysalud.com/*•.¸¸.•*´¨`*•.¸
Dr. Leonardo Strejilevich Médico
Neurogerontología – Neurogeriatría
Master en Gerontología Social
Universidad Autónoma de Madrid*República ARGENTINA***Orientar...expandiendo Conciencias*•.¸¸.•*´¨`*•.¸
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