¿Cómo es posible que dos personas tan diferentes la una de la otra, puedan establecer y mantener una relación tan estable y feliz?..........
Ello se debe a que muchas veces admiramos o nos sentimos atraídos por aquellas cualidades que no poseemos o tenemos menos desarrolladas, y que nos gustaría incorporar a nuestra personalidad”, señala la psicóloga clínica Marichu Hidalgo.
"Cuando una relación de pareja, amistad o trabajo, que aparentemente nos complementaba se termina corremos el riesgo de sentirnos incompletos, desequilibrados, como si nos faltara una parte. Por ello conviene intentar recuperar o cultivar en nosotros mismos las facetas que nos faltan, en lugar de buscarlas en los demás”, aconseja Hidalgo.
“Equilibrar nuestras parte masculina y femenina, regidas por cada uno de los hemisferios cerebrales, es una de las grandes claves para lograr el equilibrio personal y afianzar la propia individualidad”, asegura la psicóloga.
La parte superior del cerebro humano está dividida en dos hemisferios, a los que la ciencia atribuye el control de tareas distintas, especializadas y complementarias. La predominancia de uno sobre el otro, puede ser determinante en nuestra vocación, gustos, afinidades y forma de ver y experimentar la realidad.
Según Hidalgo, el hemisferio cerebral izquierdo, también llamado masculino, se relaciona con el razonamiento intelectual, el lenguaje, la capacidad matemática, el análisis científico, la tecnología y la lógica, mientras que el derecho o femenino, se relaciona con la intuición, la afectividad, la naturaleza, la imaginación, la sensibilidad artística y la creatividad.
“Ambas partes, masculina y femenina están presentes en hombres y mujer indistintamente”, señala Hidalgo, que invita a las personas a revisar su conducta y preguntarse a si mismas: ¿Cuál de las dos partes cree que predomina en usted? ¿Qué cualidades expresa con mayor frecuencia su personalidad?
Muchos problemas o conflictos psicológicos se disuelven cuando la personalidad se reequilibra, desarrollando el lado –masculino o femenino- que se halle menos expresado.
Para desarrollar nuestra parte femenina, independientemente de que seamos mujer y hombre, Hidalgo aconseja “detenerse a observar la naturaleza, bailar, cantar, disfrutar del propio cuerpo y los sentidos, realizar actividades artísticas o creativas, dejarse llevar por la intuición, ser solidario con alguna buena causa y atreverse a probar cosas nuevas”.
“Escribir un plan de acción laboral para los próximos meses, plantearse objetivos y alcanzarlos, realizar crucigramas, puzzles o juegos para desarrollar la memoria, practicar algún deporte de fuerza, aprender a decir ‘no’ procurar vivir sin miedos, y realizar un largo viaje en solitario con un destino fijado de antemano”, son algunas forma de desarrollar lo masculino, según la experta.
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