sábado, 22 de septiembre de 2012
La mujer con discapacidad tiene cuatro veces más riesgo de ser maltratada★¸•*´¯¯`*◕★¸•* Érika Montañés
Se habla de doble discriminación cuando en realidad están sometidas a una discriminación múltiple. Conocido es que mujer y discapacidad son dos factores que, aliados, alimentan el sexismo, la precariedad laboral o el analfabetismo. Tras el último Comité de la Discapacidad del Sur de Europa, que congregó hasta ayer en la capital gallega a los responsables del colectivo a nivel comunitario, se une otro terrible obstáculo a la pedregosa carrera que estas mujeres tienen que afrontar cada día: la violencia. Las cifras estiman que, en el contexto europeo, cuatro de cada diez discapacitadas viven o han vivido situaciones de abuso, agresión y maltrato. Esto es, un riesgo cuatro veces mayor que el resto de mujeres de padecer en carne propia las secuelas de la violencia.
Este elevado índice ha motivado la presentación por parte de la Comisión de la Mujer -órgano integrado en el Cermi (Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad)- de hasta 34 enmiendas a la Ley integral contra la violencia de género, recién aprobada por el Gobierno socialista. Como miembro de dicha Comisión y del Foro Europeo de la Discapacidad, Ana Peláez intervino ante la Comisión de Trabajo y Asuntos Sociales del Congreso de los Diputados para pedir medidas que actúen contra el aislamiento y la segregación social a que se condena a las discapacitadas, situaciones que propician los capítulos violentos. Unos penosos episodios que se reproducen mayoritariamente en el seno del propio hogar....
Muchos son los datos que podrían explicar estas inexplicables situaciones. De las 2.030.397 mujeres con discapacidad que existen en nuestro país, sólo 104.568 trabajan. Más de medio millón ni siquiera se ha planteado nunca tal posibilidad. Esta ausencia casi absoluta del mercado laboral se explica por el irrisorio índice de alfabetización: el 12 por ciento de las discapacitadas no sabe leer ni escribir y sólo un 1,56 por ciento se haya en posesión de un título superior. Por si fuera poco, la sobreprotección familiar -"son muchas las familias que frenan el desarrollo integral de la mujer y le impiden emanciparse, tener pareja... Su propia familia las condena a vivir en una permanente infancia", inquirió Peláez para ABC-, la perpetuidad de prejuicios sociales -"el empresariado sigue teniendo una actitud sexista"-, junto a la institucionalización -"es un hecho que el internamiento en residencias o asilos lleva aparejado mayores índices de maltrato y violencia"- relegan a estas personas al último plano de la realidad social.
No es extraño inferir que las discapacitadas no se hallan dotadas de las armas necesarias para dar un quiebro a sus vidas. "Muchas veces ni ellas mismas son conscientes de que lo que se les está propinando son malos tratos o abusos desmedidos", agregan en el Cermi.
Califican su estado de invisibilidad. Sin embargo, para ciertas cosas parece que sí son visibles. Demasiado visibles....Orientar, expandiendo Conciencias★¸•*´¯¯`*◕★¸•*
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario