El tema del Día Internacional de la Mujer este año
2014 según Naciones Unidas es “Igualdad
para las mujeres: progreso para tod@s”. Y ciertamente este lema es una meta. Solo respetando la
igualdad. La no discriminación. Las ideas de ambos, de hombres y mujeres,
podrán tener valor, y servir para un progreso de la sociedad, en el que unas se
apoyen sobre otras, donde se complementen.
La mujer
con discapacidad merece
un apartado en este especial, porque siendo mujer y por su discapacidad, tiene
que enfrentarse a veces a una doble discriminación, y por ello, lleva implícito
un hándicap por el que ha de esforzarse más para hacerse oír, para que sus
ideas y su valía sean reconocidas.
VIOLENCIA CONTRA LA MUJER CON
DISCAPACIDAD: UNA DISCRIMINACIÓN MULTIFACTORIAL
La discriminación que sufre la mujer con
discapacidad es una discriminación compleja y multifactorial en la que a partir
de las variables género y discapacidad, se suman de forma exponencial los
factores discriminatorios que conllevan ambas.
La sociedad tiende a invisibilizar a la mujer con
discapacidad por lo que la violencia que se ejerce contra ella también resulta
invisible. La “normalización” de determinados tipos de violencia a los que se
enfrentan estas mujeres en su día a día, incluidas las agresiones físicas, la
violencia psicológica, las agresiones sexuales y la violencia estructural que
se ejerce y/o que se permite desde el sistema, forman parte de un discurso
asociado a las situaciones que acompañan a estas mujeres. Una violencia que en
muchas ocasiones se ejerce en el seno de la propia familia de la víctima –bien
por familiares, bien por sus parejas—así como por terceros –cuidadores o
personal de los Centros donde residen.
La respuesta de la mujer con discapacidad ante estas
situaciones, resulta a veces compleja pues la propia mujer no siempre es
consciente de su papel de víctima, ya que asume esta normalización. A esto se
unen otros factores como la falta de establecer relaciones sociales más allá de
la familia, lo que implica una situación de aislamiento acompañada en muchas
ocasiones por la falta de acceso a las fuentes de información, a las nuevas
tecnologías y a los medios de comunicación, que representan una muestra de las
barreras de acceso a las que la mujer con discapacidad ha de enfrentarse.
Unas barreras que dificultan a la mujer con
discapacidad, una vez que es consciente de la situación que padece, el contar
lo que le pasa y reaccionar en su defensa. Estas barreras, que dependerán en
gran medida del tipo de discapacidad que presente la mujer, van unidas al hecho
de que, en muchas ocasiones, la sociedad resta credibilidad a la mujer con
discapacidad, algo preocupante y fuente de desmotivación para denunciar la
violencia.
La dependencia económica, la afectiva, la emocional
y la de cuidados, resultan también factores disuasorios para poner fin a
determinadas situaciones de maltrato o abuso, así como la falta de
alternativas, tanto laborales, como de vivienda o incluso de formación. Sin
olvidar otras variables discriminatorias que pueden confluir en la mujer con
discapacidad como es la edad, la maternidad o vivir en un medio rural, por
ejemplo, que se van sumando de forma exponencial y que en muchas ocasiones
pueden condenar a la mujer con discapacidad a situaciones agudas de exclusión
social.
El resultado de todo ello es que la mujer con
discapacidad tiene una mayor exposición a la violencia, siendo muy diversas las
formas de ejercer esta violencia contra ella que van desde la negación de
cuidados, la humillación, la estigmatización por la discapacidad, hasta la
negación de derechos básicos como los derechos a disfrutar de la sexualidad o
ejercer la maternidad, con atrocidades como el aborto coercitivo o la
esterilización forzosa y la falta de comprensión en caso de lesbianismo o
bisexualidad. Estas prácticas pueden producir un conflicto entre los roles
tradicionalmente asignados a la condición de mujer y la negación de los mismos
por tener la discapacidad.
El trabajo presentado por el GETS, es un primer paso
para tratar de dar visibilidad a la mujer con discapacidad, pero queda mucho
camino que recorrer y urge trabajar para erradicar un problema arraigado y en
cierta forma consentido socialmente y cuya solución ha de pasar por abordar la
discapacidad desde una perspectiva de género, y hacerlo teniendo en cuenta la
heterogeneidad que lleva aparejada la propia discapacidad.
Pilar Gomiz
Orientar, expandiendo Conciencias en este Día Internacional de la Mujer♥¸.•°`*.¸.*´´
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