Cada
vez es mayor el porcentaje de población Adulta mayor( AM), esto se debe al aumento de la expectativa de vida y la
disminución de la tasa de natalidad, resulta evidente que aumentará, en un
futuro próximo, el número de personas que necesiten algún tipo de ayuda y, por
tanto, el número de cuidadores.
Un 85% de los cuidadores,
son cuidadoras familiares y amas de casa. Esta tarea, que
supone el desempeño de un rol tradicional, merma de participación social y
autonomía de las cuidadoras, relaciones interpersonales que se complican;
además, se plantea el deber moral hacia los demás frente a la necesidad de
gobernar la propia vida y el escaso valor social del cuidado (más trabajo, y no
remunerado).
Los
patrones culturales tradicionales no ayudan, asignan a las mujeres el papel de
proveedora principal de atención y cuidado a las personas dependientes (niños,
ancianos y familiares impedidos). Sumado, a que las expectativas actuales de
autosuficiencia de las familias (alta hospitalaria precoz en muchos
procesos, desinstitucionalización de la enfermedad mental, conveniencia de
mantener en su medio a ancianos, enfermos terminales y personas discapacitadas)
siguen reforzando esta asignación desigual para hombres y mujeres.
Además,
las propias cuidadoras familiares consideran su tarea como un deber moral (90%)
y en muchos casos lo realizan por iniciativa propia (59%). Muchas personas que
cuidan se sienten satisfechas con su labor y piensan que eso las dignifica.
No obstante, un gran número reconoce que no tiene
otra alternativa y que esta actividad repercute negativamente en su calidad de
vida.
Pero en los últimos años las cosas parecen que van
cambiando, las atenciones y cuidado de los otros se han empezado a ver como
trabajo voluntario, como solidaridad intergeneracional y en los servicios
sociales y de salud se reconoce el rol de cuidador y la necesidad de prestarle
apoyo. Este cambio de valores tiene que ver con la emergencia de nuevas demandas
de servicio de ayuda a domicilio, residencias, centros de día, etc. para apoyar
o suplir una labor que antes realizaban calladamente las mujeres como algo
natural y que actualmente es menos compatible con su vida laboral y social. Ha
empezado a valorarse esta función cuando se hace por personas externas al
domicilio bien sean cuidadores pagados o voluntariado.
En suma, hay que evitar reducir a familiar e
individual, una problemática cada vez más social para la que se ha de diseñar
políticas sociales que cuiden de manera integral la salud de las personas
dependientes y la salud y calidad de vida de sus cuidadoras.
De igual modo, los profesionales sanitarios y
sociales deben considerar la perspectiva de género al abordar el trabajo con
cuidadores y cuidadoras de manera que se mitiguen las desigualdades, o al menos
no se agudicen, como consecuencia del desempeño de este rol.
En la Provincia de Entre Rios se comenzó a trabajar
en un Proyecto de Ley que regule el trabajo del CD, hoy en el 2016, esa lucha
comenzada en 2012 está a punto de obtener sus frutos: ya se ha trabajado el
texto, fundamentado y explicado en la Comision de Salud de la Camara de
Diputados y se mantuvieron reuniones con Senadores, y en especial con quien
preside la C de Salud y estamos a pasos de unificar criterios en el texto que
no solo regula la labor del CD sino que jerarquiza la misma…..seguimos
caminando, como hace 29 años.
Y
recuerda "Si tú No sonríes....Otros Sí estarán riendo"!!!!
Orientar, Expandiendo Conciencias ✿´ ¸.☆´¸☆´ ¸.´´✿¯`•.¸¸.☆ ✿
Las imágenes y fotos que ilustran la nota, las he encontrado en la web. (Internet). Si alguna es tuya y deseas que la retire, házmelo saber y si la deseas compartir, estaré encantada de darte el crédito.
En Amor y Paz✿´´✿¯`•.¸¸.☆ ✿¸.☆´¸☆´
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