viernes, 12 de noviembre de 2010

Cuentoterapia…(de cuentos y más)La página de la Vida

El gran poder de transformación personal que poseen los cuentos no ha perdido vigencia...
Niños y mayores pueden aprovecharse de sus valiosos mensajes para crecer y despertar a la conciencia de sí mismos...

Beneficios de los cuentos:
* Introducen a los pequeños en el mundo de la literatura.
* Estimulan y guían la imaginación.
* Fomentan el diálogo con los padres, así como la cultura y la inteligencia emocional.
* Potencian la creatividad.
* Ayudan a enfrentarse a las adversidades de la existencia.
* Inculcan valores necesarios al imprimir las huellas del comportamiento de la conciencia.
* Ayudan a los niños a adquirir autonomía y madurez a medida que van creciendo.
* Enseñan hábitos saludables.
* Si son realmente terapéuticos curan sentimientos negativos o penas interiores (separación de los padres, nacimiento de un hermanito).
* Consuelan ante lo irremediable (muerte de seres queridos, ya sean familiares, animales o amigos).
* Pueden desmitificar (reírse de los cocos, por ejemplo).
* Ayudan a los adultos a establecer una comunicación con su niño interior y a desbloquear, y resolver problemas anclados en la infancia.

Esta actividad -tan de moda en otros tiempos y erróneamente arrinconada por muchos padres modernos- está recobrando nuevos bríos.Parte del interés de los libros de cuentos no radica sólo en las historias que proponen sus autores para ayudar a los niños a superar traumas, dudas, dificultades y angustias, sino también en las fórmulas sencillas que aporta para que los niños tengan un sueño apacible y se vayan a la cama contentos y tranquilos, sin pataletas. Así se les ayuda a adquirir autonomía y madurez a medida que van creciendo, además de favorecer que se relajen y les resulte más fácil conciliar el sueño. Para obtener el máximo beneficio de la cuentoterapia es preciso que los niños sigan determinadas prácticas rutinarias que en poco tiempo terminaran por convertirse en hábitos.


Aprender a dormir.

• Los niños aprenden a dormir mediante asociaciones. Por ello, no hay que castigarles enviándoles a la cama si hacen alguna trastada. Asociarán la cama con el castigo, es decir, con algo negativo y traumático. En cambio, son necesarias las asociaciones con elementos externos como el silencio y la oscuridad, y también con objetos que no vayan a desaparecer durante la noche (muñecos, chupetes) porque si se despiertan los reclamarán (la manita de mamá, la luz, canciones...). • El estado de relajación previo al sueño es esencial y puede conseguirse siguiendo una serie de rutinas. Además de leer un cuento al niño -siempre después de cenar y nunca en la cama- convendrá llevarle a la cama siempre a la misma hora y, mejor aún, a la más adecuada para él. El cerebro infantil concilia el sueño con mayor facilidad en la franja horaria que va entre las ocho y las nueve de la noche en invierno y las nueve o las diez en verano. Con arreglo al horario que se fije, se establecerá la hora de la cena.
La hora de contar cuentos es una hora de afecto que ningún libro impreso, ni la televisión, ni Internet, ni las películas por sí mismas pueden sustituir. Un cuento al día durante unos veinte minutos, será suficiente para que el niño se sienta querido y reposado, pero debe evitarse que se duerma porque si se despierta reclamará el cuento para volver a dormirse.
Los cuentos ofrecen al niño un cobijo, pero sin impedirle la contemplación de la realidad contradictoria y desnuda. Por ejemplo, en los cuentos de hadas se dramatizan los conflictos básicos del ser humano, en su base de crecimiento, y ésta es la razón de que los niños deban escucharlos. Gracias a ellos verán reflejados los grandes dramas de su corazón y aprenderán estrategias para superarlos.
En cuanto al tipo de cuentos que conviene leer a los pequeños, hay tantos donde elegir que crecerán antes de haberlos agotado todos. Entre los favoritos siempre estarán los tradicionales.
Para los adultos que de niños no aprendieron las estrategias para superar dramas y conflictos, también hay cuentos específicos que les permitirán seguir creciendo y aprendiendo. Los cuentos sufís, hindús y zen constituyen un patrimonio ético de la humanidad, porque señalan las luces y sombras de la condición humana hacia la libertad. La particular moraleja que contienen esos relatos permiten convertirlos en verdaderos “despertadores" de la capacidad de aprender y “darse cuenta”. Son narraciones sencillas, episodios siempre actuales que desvelan el alma de aquel que los sintoniza.
Las reflexiones que acompañan a cada uno de esos cuentos establecen nexos de unión con nuestra realidad cotidiana convirtiéndose así en una inestimable ayuda para reforzar la mente, y también suponen una guía para educadores que buscan elementos de maduración como objeto de aprendizaje.
Los cuentos son útiles para todas las personas que quieran conocerse y aprender qué claves ha dejado la humanidad para solucionar temas tan vitales como el poder, la autoridad, las pérdidas, la envidia, la muerte, la enfermedad, las relaciones padres-hijos, las relaciones fraternas, el miedo, los complejos...
En definitiva, nos ofrecen mensajes que todos necesitamos sobre cómo conocernos, curarnos, vivir más dichosos y seguir nuestro camino.
¿Qué mejor forma de recordar las claves del buen vivir que hemos olvidado que revisando cuentos?
ORIENTAR....expandiendo Conciencias

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