viernes, 19 de noviembre de 2010

Semana de las niñas sin nombre.............

Niñas sin nombre
Escribe el corresponsal de la BBC en China, Adam Brookes

En los basureros que rodean Pekin se encuentran a menudo niñas de apenas unos dias, abandonadas en medio de los restos putrefactos......
Muchas veces, todavía están vivas..........

Cheng Rong vive desde hace años de lo que encuentra entre los restos de basura, pero su ocupación le ha llevado también a descubrir cinco bebés, todo ellos niñas, que se han convertido en parte de su vida.
Pese a vivir en una pequeña cabaña de una habitación, que comparte con su esposo, Cheng Rong acogi a las chiquillas para intentar darles una segunda oportunidad.
La legislación china sólo permite a las parejas tener un hijo, a lo sumo, dos. Muy a menudo, el nacimiento de una hija se considera una decepción .
Según diversas investigaciones, cada año, cerca de un millón de fetos femeninos se abortan y decenas de miles de niñas recién nacidas son abandonadas.
Cifras para la reflexión
La estadíticas de la población china son prueba de ese genocidio femenino. Por cada cien niñas registradas al nacer, hay ahora 118 varones.
"Algunas de esas niñas está vivas pero nadie las registra", dice el profesor Zhai Zhenwu, de la Universidad del Pueblo de Pek匤, "otras son abandonadas y muchas son abortadas cuando los padres descubren que son niñas".
"Esto va a tener consecuencias catastrroficas para la sociedad china. Ya tenemos cerca de 20 millones de varones que nunca podrán casarse porque no hay suficientes mujeres. Ese número crece a un ritmo de 1.5 millones cada año", dice Zhai Zhenwu.
Jhiu Hongying tiene 19 años y est á esperando un hijo. Las presiones para producir un varón son enormes. Tanto la familia como la sociedad lo exigen. Un varón traer estatus y permite mantener la línea familiar.
"Los niños son lo mejor porque pueden trabajar", dice la madre de Jhiu Hongying, " y además son má fuertes. Si mi hija tiene un chico, todo el mundo lo celebrar . Todos los vecinos quieren que así sea ".
En el Templo de Pekin, las mujeres rezan fervorosamente para que el hijo que llevan dentro sea un varón. La tradición china no valora a las niñas. Esta poderosa influencia cultural se ve reforzada por la politica de control de la natalidad.
El resultado: simplemente la desaparición de millones de niñas sin nombre en China.
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