sábado, 5 de febrero de 2011

El estrés, otro factor de riesgo cardiovascular………….

El estrés es difícil de medir, pero resulta indudable que es otro factor más de riesgo cardiovascular y por ello tiene implicaciones en la salud. En ocasiones, el estrés laboral se asocia con unos índices de colesterol más elevados y un mayor sobrepeso...

1. ¿Es el estrés una enfermedad?
2. ¿Tiene que ver el estrés con la vida actual?
3. ¿Cómo incide el estrés en las cardiopatías?
4. Haga ejercicio físico
5. Caminar, un ejercicio sano y natural


1. ¿Es el estrés una enfermedad?
El estrés, en sus diferentes grados, forma parte de nuestra vida diaria y todos lo experimentamos en su forma positiva o negativa. Sólo cuando la respuesta normal al estrés se hace intensa o prolongada puede ser nocivo para la salud. Así, el estrés no es una enfermedad en sí, pero sí puede desencar en el organismo reacciones graves.
Durante los últimos años, parece que nuestras vidas van más rápidas, y las demandas también son mayores que antes a pesar de que los medios se han mecanizado en muchos casos, y de que la era de la electrónica debería suponer un alivio. Sin embargo, todo el mundo se queja de estar sobrecargado de trabajo y de falta de tiempo.
Las mujeres especialmente tienen mayores dificultades para hacer compatibles el trabajo profesional con las tareas del hogar, la dedicación a la familia, los compromisos sociales etc.
2. ¿Tiene que ver el estrés con la vida actual?
Los cambios mencionados nos han obligado a incorporar la palabra estrés en nuestras vidas. Y del estrés se derivan las reacciones que nuestro organismo presenta frente a los acontecimientos inesperados, que se materializan en el consumismo, en la agresividad exagerada y en la competencia excesiva.
Quizá para cada uno de nosotros el estrés tenga una definición distinta, pero todos sufrimos una misma respuesta. Es decir, sufrimos una serie de reacciones fisiológicas o bioquímicas en el cuerpo, que ocurren como resultado de un estimulo o amenaza externo.
Así, sentimos palpitaciones, aumento de la tensión arterial, palidez en la piel, sudoración en las manos o dilatación de las pupilas. Otros síntomas relacionados con el estrés incluyen: irritabilidad, disminución de la concentración, dolores de cabeza, cambios del humor o insomnio.
Desde los tiempos más primitivos, el organismo ha reaccionado a través de diferentes mecanismos ante situaciones adversas. En la mayoría de los casos se trataba de preservar la propia vida, y este hecho se consideraba como un fenómeno natural y positivo. La diferencia es que actualmente la respuesta al estrés es evocada constantemente. Y no hay forma de disiparlo.
Dentro del contexto de vida moderna son muchas y muy repetidas las ocasiones en que el cuerpo entra en fase de continua alerta, durante mucho tiempo y con mucha frecuencia. Y esto puede ser muy perjudicial. Aquí es donde el estrés empieza a pasar factura, tanto en el aspecto físico como psíquico.
No hay duda de que el estrés prolongado puede llevarnos a sufrir enfermedades físicas o mentales. Existe evidencia científica de que en estos casos la respuesta del sistema inmune al estrés se debilita. Y esto nos hace más vulnerables a las infecciones o a los resfriados. También se pueden producir problemas intestinales y de la piel, asma y aumento de la tensión arterial entre otros.
3. ¿Cómo incide el estrés en las cardiopatías?
Las reacciones que se producen en el organismo cuando se enfrenta o situaciones inesperadas liberan adrenalina, provocando ansiedad, sensación de ahogo, angustia, palpitaciones, tensión elevada, etc.
Estos síntomas suelen desaparecer cuando el estrés disminuye. Sin embargo, existen situaciones, en las que sus efectos se sufren de forma prolongada. Y dan lugar a pérdida de apetito, aumento en el consumo de alcohol y tabaco, indigestión, insomnio, cambios de humor, estados de ansiedad, irritabilidad e incluso perdida de interés por la vida.
Hay mucha gente que cree que el estrés es un importante factor de riesgo cardiovascular. Pero apenas existe evidencia científica para confirmarlo, porque no existe ninguna forma de medirlo.
Los investigadores del Instituto Finlandés de Salud Laboral y la Universidad de Helsinki, después de hacer un seguimiento de casi treinta años con 8-12 trabajadores de distinta cualificación, que en 1973 gozaban de un perfecto estado de salud cardiovascular, han podido determinar que desempeñar una tarea muy exigente y el poner mucho esfuerzo en el trabajo no implica siempre la existencia de un estrés parjudicial para la salud.
Las claves parecen estar en la tensión provocada por una falta de control del trabajo (cuando el empleado se ve desbordado y no controla la situación) y en la obtención de insuficientes recompensas sociales y laborales por el esfuerzo.
Aunque el exceso de trabajo por sí mismo no presupone estrés laboral, la gente con una sobrecarga de trabajo, como es el trabajar sin interrupción más de 11 horas diarias, podría tener un riesgo elevado de enfermedad cardiovascular.
También se comprobó en el registro de 1983 que el estrés laboral se asocia con unos índices de colesterol más altos y un mayor sobrepeso. A partir de estos resultados, se recomienda citar al estrés como otro factor de riesgo, junto con el tabaquismo, el colesterol elevado, la hipertensión, la obesidad o el sedentarismo.
En resumen, el estrés laboral duplica el riesgo de muerte cardiovascular, por lo que tiene importantes implicaciones de salud pública. Por tanto, se debe prestar más atención a la prevención del estrés laboral (British Médical Journal 2002).
Lo que parece evidente es que si una persona ha sufrido una angina o un infarto, y además se suman los efectos negativos de cualquier otra situación de dificultad, es probable, que el estrés producido por esa situación provoque cambios en el ritmo cardíaco y desencadene otros efectos que pueden desestabilizar una enfermedad cardiaca previa.
4. Haga ejercicio físico
"¡Muévete!" fue el lema de la Organización mundial de la Salud para conmemorar el día mundial de la salud en el 2002. La actividad física es fundamental para prevenir la enfermedad cardiovascular y otras patologías como la diabetes mellitus tipo 2, la hipertensión arterial y la obesidad entre otras. Además, aumenta el colesterol-HDL (bueno).
Aunque estas actividades se deben adaptar a la situación personal de cada individuo, las de tipo aeróbico como caminar deprisa, correr, nadar, bailar, pedalear etc., son las más aconsejables. Sin embargo, caminar es la forma más sencilla, económica y natural de practicar ejercicio.

5. Caminar, un ejercicio sano y natural
Ya hemos dicho que caminar es la forma más sencilla, económica y natural de practicar ejercicio. A continuación se muestra una tabla de gasto calórico en función de la intensidad con la que caminemos.

Ejercicio y consumo de calorías
Ritmo Varón de 70 kgs. Mujer de 55 kgs.
Caminar a ritmo lento a 4 Km/h por terreno llano 210 kcal h. 180 kcal h.
Caminar a ritmo lento a 6 Km/h por terreno llano 260 kcal h. 205 kcal h.
Caminar a ritmo rápido a 7 Km/h por terreno llano 385 kcal h. 308 kcal h.
Caminar cuesta arriba a 5 Km/h 589 kcal h. 1 kcal /h.
"Si presenta factores de riesgo cardiovascular, consulte a su médico"
Fundación de Hipercolesterolemia Familiar
ORIENTAR...compartiendo Salud

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