viernes, 2 de agosto de 2013

Hay un Documento, que pocos conocen y muchos…debieran conocer: “Declaración mundial de Compostela sobre la Contribución de las Personas con diversidad funcional (discapacidad) a una Cultura de Paz.♥♥¸.•♥•.”


“Declaración mundial de Compostela sobre la Contribución de las Personas  con diversidad funcional (discapacidad) a una Cultura de Paz.♥♥¸.•♥•.”


1
En el mundo hay más de 650 millones de personas que viven con alguna
diversidad funcional. Si a esa cifra se agrega el grupo de sus familiares que
conviven con ellas y ellos de manera habitual se pasa a una cifra muy
significativa: dos mil millones de habitantes que, de una forma u otra, viven a
diario con esta circunstancia. En todas las regiones y, en cada uno de los
países del mundo, las personas con diversidad funcional viven con frecuencia
al margen de la sociedad, excluidas de numerosas experiencias fundamentales
de la vida. Tienen escasas esperanzas de asistir a la escuela, obtener un
empleo, poseer su propio hogar, desarrollar sus identidades de género, fundar
una familia, plantearse una posible maternidad y/o paternidad, disfrutar de la
vida social y política. Sobre todo, cuando se trata de mujeres y hombres con
gran diversidad funcional que para llevar sus proyectos de vida necesitan los
apoyos humanos de otras personas.
2
Para la inmensa mayoría de las personas con diversidad funcional del
mundo, las tiendas, los servicios, los transportes públicos, la información, la
comunicación..., están en gran medida fuera de su alcance. La estructura social
y política es la que discapacita y determina la precariedad de la realidad
humana de la diversidad funcional. Por ello, es de suma importancia erradicar
el fenómeno de la discapacitación, ya que el hecho humano de la diversidad
funcional es una condición inherente que atañe a toda la humanidad.

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El proceso de discapacitación que sufre la persona con diversidad
funcional es un factor determinante de exclusión social y, de discriminación
permanente, que si se unen a otros muchos, tales como: diferencia de género,
orientación sexual, intergeneracionalidad, niveles de pobreza, distintas etnias,
color de piel, tipología y/o grado de diversidad funcional..., llega a tener un
carácter devastador. Las cifras son condenatorias: se calcula que entre las
personas más pobres del mundo el 20% está constituido por las que tienen
diversidad funcional; el 82% de las personas con diversidad funcional en los
países en desarrollo viven por debajo del umbral de pobreza; el 98% de las
niñas y niños con diversidad funcional de los países en desarrollo no asisten a
la escuela; el 30% de las niñas y niños de la calle en todo el mundo viven con
diversidad funcional, y la tasa de alfabetización de las personas adultas con
diversidad funcional llega tan sólo al 3% y, en algunos países, baja hasta el 1%
en el caso de las mujeres con diversidad funcional

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Estas cifras pueden ser aún más altas en los países devastados por guerras
civiles o catástrofes naturales. En todas las partes del mundo las mujeres y
hombres con diversidad funcional sufren permanente discriminación y, en
general, se encuentran excluidos/as de la vida social, económica y política de
la comunidad. Esta exclusión es la causa básica del alto índice de pobreza
entre este grupo de personas en los países más pobres. Para las mujeres y
hombres con diversidad funcional de los países en desarrollo, el hecho de
encontrarse entre los/as más excluidos/as tiene implicaciones graves, que
pueden convertirse en cuestión de vida o muerte.
5
La marginación y exclusión provocan pobreza y, cuanta más haya,
mayor probabilidad de que se establezca discriminación sistemática contra los
seres humanos con diversidad funcional a lo largo de la vida. La pobreza, por
tanto, genera discapacitación, la cual, desemboca en una Cultura de Violencia:
analfabetismo, mala nutrición, falta de acceso a agua potable, tasa baja de
inmunización contra enfermedades, violaciones constantes como la mutilación
genital femenina y/o las esterilizaciones forzadas, falta de independencia,
condiciones de trabajo poco adecuadas, niveles educativos bajos,
segregacionismo de los entornos comunitarios...



6
La Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Organización de
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO),
reconocen que se debe intervenir activamente para la consecución de una
Cultura de Paz, inclusiva y para Todas y Todos. En la Resolución A/53/243 de
la Declaración sobre una Cultura de Paz (ONU, 13 de septiembre de 1999),
se hace mención específica a la necesidad urgente de buscar múltiples
estrategias y/o recursos que ayuden a eliminar todas aquellas formas de
discriminación e intolerancia que se puedan establecer contra los seres
humanos con diversidad funcional
7
La Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas
con discapacidad (diversidad funcional) y su Protocolo Facultativo, han sido
aprobados el 13 de diciembre de 2006 en la Sede de las Naciones Unidas en
Nueva York. Se trata del primer instrumento amplio de derechos humanos del
siglo XXI y, hace un llamamiento al respeto a la dignidad humana desde la
diversidad funcional.
8
La Convención es la más importante estrategia que surge para evitar la
Cultura de Violencia que genera pobreza y exclusión social en las vidas de las
personas con diversidad funcional y, de las de aquellas que conforman su
entorno habitual. Es, en definitiva, la mejor herramienta legislativa y de
actuaciones socio-políticas para contribuir a la construcción de una auténtica
Cultura de Paz, inclusiva, emancipatoria y sostenida en el tiempo.
9
Hay que acabar con todas las formas de opresión que se establecen
contra las mujeres y hombres con diversidad funcional. Desde un punto de
vista intergrupal, entre las personas con, y sin, diversidad funcional. Y, desde
una perspectiva intragrupal, aunque también intergrupal, en lo que se refiere a
diferencias en torno a género, edad, niveles educativo y laboral, orientación
sexual, acceso a independencia, tipología y grado de diversidad funcional.
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Una cultura de paz exige que hagamos frente a la violencia de la
pobreza y las injusticias sociales, como la discriminación, la exclusión o la
dependencia obligada, en todos los ámbitos de la vida de una persona con
diversidad funcional. Es indispensable, por tanto, corregir todas estas
asimetrías dentro de cada país y, entre los distintos países, para atajar de raíz
las causas de la violencia en el mundo.
11
La igualdad real y efectiva entre todas las personas, el respeto a la
diversidad humana, el desarrollo, la Vida Independiente, los Derechos
Humanos y la Paz, están unidos de raíz. No puede haber paz duradera sin
desarrollo humano, del mismo modo que éste no se puede alcanzar sin una
plena igualdad entre las personas con y sin diversidad funcional. Sin embargo,
y para que ello sea posible, hace falta un respeto a la dignidad y a la diversidad
humanas, desde la perspectiva de los Derechos Humanos. Y, este enfoque, a
su vez, tiene sentido desde la Filosofía mundial de Vida Independiente.
12
Hemos de luchar contra todo tipo de violencia, buscar maneras pacíficas
de resolver los conflictos y forjar actitudes de tolerancia y de compromiso activo
hacia las y los demás, con y sin diversidad funcional. La sociedad humana
tiene la capacidad suficiente para transformar los conflictos -violentos o no- en
parte de una dinámica de cambio positivo. Ello, puede ser, sí y sólo sí, todas y
todos, excluidas/os por cualquier causa, incluida la discapacitación, logran
participar plenamente en todos los procesos. Sólo entonces se puede combatir
la Cultura de Violencia que azota a toda la humanidad de un modo u otro.
13
Para alcanzar una Cultura de Paz, debemos "hacer/construir", desde la
educación, una Cultura de Vida Independiente y, otra, una Cultura de Derechos
Humanos, que, de manera conjunta, se complementen constantemente para
garantizar una convivencia democrática participativa y pacífica. Porque como
se afirma en la Constitución de la UNESCO: Puesto que las guerras (u otras
múltiples formas de violencia) nacen en la mente de las mujeres y hombres
(con y sin diversidad funcional) es en la mente de estas personas donde deben
erigirse los baluartes de la paz.
14
Si la "discapacidad" se encuentra en todas las estructuras socio­
políticas, económicas y culturales, significa que también es una construcción de
la mente y, en consecuencia, con una buena educación que visibilice la
perspectiva de la Filosofía (mundial) de Vida Independiente y de los Derechos
Humanos, contribuiremos a cambios significativos de actitudes y de
mentalidades de los que depende directamente una Cultura de Paz.
15
Naciones Unidas, a través de la Resolución 52/15, de 20 de noviembre
de 1997, en la que se proclamó el año 2000: "Año Internacional de la
Cultura de Paz", invitó mediante su "Manifiesto para una Cultura de Paz y
Noviolencia", a comprometerse a contribuir en el desarrollo de la comunidad
de la que formamos parte. Algunas personas con gran diversidad funcional que
necesitamos apoyos humanos para realizar nuestras actividades de la vida
diaria o para que nos orienten en nuestro aprendizaje cotidiano, así lo hicimos



16
Por este motivo, y si queremos llevar adelante nuestro compromiso
adquirido, urge que se desarrolle todo el articulado de la Convención
Internacional. En particular, es de gran relevancia el Art. 19, "Derecho a vivir de
forma independiente y a estar incluido/a en la comunidad". Creemos que la
diversidad humana es sinónimo de riqueza, y que sin nuestra presencia ni
participación activa en la sociedad la Cultura de Paz no es posible.
17
En este caso, algunas de esas mujeres y hombres sólo pueden
contribuir activamente a promover una Cultura de Paz y NoViolencia en su
entorno si disponen de apoyos humanos, técnicos y/o tecnológicos, suficientes
y adaptados a sus necesidades. Tal y como promueven la Filosofía mundial deVida Independiente y los Derechos Humanos, dichos apoyos deben basarse en
los proyectos de vida de cada persona.
18
El 31 de octubre del 2000, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas
(UNSC) adoptó unánimemente la Resolución 1325 sobre Mujeres, Paz y
Seguridad. Esta Resolución, que implica un gran avance en la obtención de la
igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, denuncia la
instrumentalización de los cuerpos de las mujeres como signo de dominación y
sometimiento que se producen en los conflictos armados. Asimismo, y sobre
todo, impulsa la presencia y visibilización de las mujeres, fundamentalmente,
en los procesos de construcción, mantenimiento y negociación sobre paz.
19
Es ahí donde también deben estar presentes las mujeres y hombres con
diversidad funcional, en las mesas de negociaciones, y desde una perspectiva
de igualdad de condiciones, en calidad de interlocutores/es válidas/os. No sólo
deben ser perceptores/as de seguridad y protección (Art. 11. "Situaciones de
riesgo y emergencias humanitarias", Convención Internacional ONU), sino que,
como parte implicada directa, y en la medida en que existe una
instrumentalización de la diversidad funcional como símbolo de destrucción
del/de la Otro/a, deben participar en las posibles resoluciones pacíficas a estas
confrontaciones, así como contribuir en su aplicación. La consecución de la
Paz debe de tener en cuenta los derechos de las personas con diversidad
funcional, también, cuando se trata de poblaciones empobrecidas. En gran
medida, poblaciones que han sido devastadas por la guerra o algún desastre.
En esos supuestos, son causantes de diversidad funcional y, de desatención
absoluta a la población civil en general.
20
El 10 de noviembre de 1998, Naciones Unidas proclamó el período
2001-2010, en su Resolución 53/25. "Decenio Internacional de una Cultura
de Paz y NoViolencia para las niñas y niños del mundo". En ella, se
reafirma la Resolución A/53/243 de la Declaración sobre una Cultura de Paz.
La lucha pacífica y no violenta por la erradicación de toda forma de violencia
contra las mujeres y hombres con diversidad funcional, sigue vigente. También,
para las niñas y niños que conforman este colectivo.
21
2010, por tanto, es un momento idóneo para hacer balance y, a partir de
ahí, construir nuevas líneas de investigación y de acción que ayuden a
consolidar una Cultura de Paz emancipatoria e inclusiva, también, para las
personas con diversidad funcional.
22
Con este fin, las y los abajo firmantes nos comprometemos a:
• Solicitar a las Organizaciones y administraciones públicas internacionales,
regionales, nacionales y locales; los Gobiernos; las Organizaciones no
gubernamentales; y, la Sociedad Civil, a que implementen en las futuras
Agendas de Paz y de Derechos Humanos, la perspectiva de la Convención
Internacional de Derechos de las Personas con diversidad funcional (ONU),
como guía ineludible en la construcción de una Cultura de Paz.
23
• Colaborar con las Organizaciones y administraciones públicas
internacionales, regionales, nacionales y locales; los Gobiernos; las
Organizaciones no gubernamentales; y, la Sociedad Civil, a que impulsen la
revisión de toda la normativa actual de que dispongan, a fin de evaluar si es
respetuosa con la Convención Internacional de Derechos (ONU) para este
colectivo o, por el contrario, promueve una Cultura de Violencia. En caso
negativo, se deben establecer plazos razonables para subsanar dicha
situación a la mayor brevedad posible.
24
• Abrir líneas de trabajo conjunto con las Organizaciones y administraciones
públicas internacionales, regionales, nacionales y locales; y, los Gobiernos,
para que dicten normativa específica, en la defensa de los Derechos
Económicos, Sociales y Culturales de las Personas con diversidad
funcional.
25
• Apoyar todos los esfuerzos nacionales e internacionales que se lleven a
cabo para garantizar la Igualdad real y efectiva de las personas con y sin
diversidad funcional en todos los ámbitos de la vida (personal, social,
cultural, económico, de ocio y participación política). En especial, de las
niñas y mujeres y, de todas aquellas personas que por su situación de gran
diversidad funcional sufren mayores cotas de marginación y, por tanto, de
vulnerabilidad
26
• Impulsar el reconocimiento del Movimiento mundial de Vida Independiente,
y su Filosofía, como la expresión social y política más respetuosa con la
perspectiva de los Derechos Humanos y de una Cultura de Paz. En este
sentido, dicha práctica, debe ser entendida como una "Experiencia de Paz"
basada en una Metodología de NoViolencia Activa.
27
• Potenciar la inclusión de la realidad humana de la diversidad funcional en
todos los espacios de Paz (universitarios; asociaciones; centros, clubes y
cátedras UNESCO; seminarios, fundaciones, centros de investigación,
movimientos por la paz...), desde una perspectiva transversal. Para ello, es
importante tener presente a Especialistas en Paz, y que se encuentren en
situación de diversidad funcional. Sus voces y, la incorporación de sus
Derechos Humanos, son indispensables para ir afianzando una Cultura de
Paz.
28
• Ofrecer nuestras aportaciones a las estructuras gubernamentales e
intergubernamentales, a las asociaciones y ONG, así como a la Sociedad
Civil en general, para trabajar por el desarrollo de una Cultura de Paz,
emancipatoria y perdurable en el tiempo, también, para generaciones
futuras. En calidad de Constructoras y Constructores de Paz, debemos
asumir la responsabilidad de incorporar nuestras especificidades en la
constitución, mantenimiento y negociación de la Paz.
29
• Demandar la inclusión de las mujeres y hombres con diversidad funcional
en los Programas o Proyectos de Cooperación al Desarrollo y, en las
Políticas Públicas de Desarrollo Internacional.
30
• Favorecer políticas y programas para el colectivo de mujeres y hombres con
diversidad funcional que promuevan nuestro empoderamiento para la
construcción de una plena ciudadanía.
31
• Asesorar para que los recursos humanos y económicos se destinen
fundamentalmente en la promoción de los Derechos Humanos de todas las
personas, con y sin diversidad funcional. Y, reclamar la reducción de los
gastos militares.
32
• Abogar por la plena implementación de los principios que promueve la
Convención Internacional de la ONU (Art. 3): a) El respeto de la dignidad inherente, la autonomía individual, incluida la libertad de tomar las propias decisiones, y la independencia de las personas.
b) La no discriminación.
c) La participación e inclusión plenas y efectivas en la sociedad.
d) El respeto por la diferencia y la aceptación de las personas con diversidad
funcional como parte de la diversidad y la condición humanas.
e) La igualdad de oportunidades.
f) La accesibilidad.
g) La igualdad entre el hombre y la mujer.
h) El respeto a la evolución de las facultades de los niños y las niñas con
diversidad funcional y de su derecho a preservar su identidad.
33
• Fomentar una Educación amplia, integral, y de calidad, con capacidad de
incorporar las distintas diversidades humanas (género, orientación sexual,
intergeneracionalidad, interculturalidad...), incluida la "diversidad funcional",
desde un plano de horizontalidad y transversalidad permanente.
34
• Promover una materia curricular específica, una "Educación para una
Cultura de Vida Independiente", entendida como una excelente herramienta
formativa para des-construir y, sobre todo, re-construir nuevos valores,
actitudes y comportamientos que nos aproximen a una Cultura de Paz,
también, cuando se trata de seres humanos con diversidad funcional.
Supone un complemento a la perspectiva de la transversalidad.
35
• La "Educación para una Cultura de Vida Independiente", también debe ser
inclusiva y, para todas y todos. Debe integrar las distintas diversidades que
forman parte de un ser humano con diversidad funcional (etnia, color,
género, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen
nacional, étnico, indígena o social, patrimonio, nacimiento, edad o cualquier
otra condición). Sólo así, puede sumarse al conjunto de lo que se configura
como una "Educación para la Cultura de Paz".
36
• Reconocer la Paz como un Derecho Humano. En tiempos de guerra o de
confrontaciones, las personas con diversidad funcional ven mermadas sus
posibilidades hasta extremos insospechados. Cada Ser Humano debe tener
garantizado su posibilidad de "vivir, en paz" y/o "vivir, desde la paz". Las
mujeres y hombres con diversidad funcional también debemos tener
derecho a vivir con dignidad y, en y desde la paz. Esta última, hace posible
que tengamos expectativas de vida y que la "Cultura de la diversidad
funcional" sea riqueza.
37
• Propiciar nuevos enfoques de desarrollo que tengan en cuenta las
prioridades y perspectivas de las mujeres y hombres con diversidad
funcional, desde el enfoque de los Derechos Humanos y la Filosofía
mundial de Vida Independiente. Asimismo, se deben promover programas
de ayudas a Emprendedoras/es con diversidad funcional, con el fin de
potenciar sus talentos y capacidades personales a favor de la construcción
de una Cultura de Paz.
38
• Oponernos a todas las modalidades de discriminación que por razones de
religión, prácticas culturales y tradicionales, así como de desigualdades
intergrupales, puedan surgir. La violencia de género, la dependencia
obligada o algunos avances en biotecnologías, son ejemplos de formas de
vulneración y/o violación sistemática de Derechos Humanos contra este
colectivo que se deben combatir.
39
• Todas las personas, con o sin diversidad funcional, mujeres u hombres y,
de distintas diversidades funcionales, en calidad de Actoras y Actores en la
construcción y el mantenimiento de una Cultura de Paz, podremos
transformar las estructuras para constituir un espacio común compartido, y
deseable, en el que las distintas diversidades humanas sean respetadas en
términos adecuados, sí y sólo sí, somos capaces de tomar las riendas de
nuestras propias vidas y de nuestro devenir humano. En definitiva:
¡NADA SOBRE NOSOTROS/AS SIN NOSOTROS/AS!

Foro Mundial de Educación 2010 //Santiago de Compostela, 12 de diciembre de 2010//



(se mantiene el diseño con el que fue dado a conocer)

Orientar, expandiendo Conciencias.♥♥¸.•♥•.”

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